No soy especialista en cine, tampoco cinéfila, al menos no a juzgar en relación a amig@s (Hola Rosie, estás leyendo esto?) que pueden citar directores, actores y escenas fotográficamente con detalles precisos tal cual si reprodujeran un guión cuando cuentan lo que vieron. Pero me gusta el cine, lo disfruto mucho y es un espacio donde dreno, hay un poder magnifico en entrar por dos o tres horas en una pantalla para sentir otra vida, en otro mundo ficticio, en el que sin embargo puedes conseguir espejos.
Me gusta Wes Anderson, la primera película que vi de este director fue "The Royal Tenenbaums", el personaje de Gwyneth Paltrow es uno de esos personajes que atraviesan para el resto de la vida, me vi absolutamente reflejada. A una amiga española que quiero un montón le hice una pintura con este personaje.
Hace unos días vi Asteroid City. Es una película difícil de digerir, los mismos actores han sugerido en mas de una entrevista verla al menos tres veces. La película va del existencialismo, el infinito y las relaciones humanas trascendentales, pero yo quiero detenerme en lo primero que se revela en una pelÍcula de Anderson, EL COLOR.
El Protagonista Pastel
La paleta de Wes Anderson es su personaje principal, en internet abundan imágenes sintetizando sus escenas en paletas de color apasteladas, saturadas y con fuertes contrastes de color. Una paleta infantil que siempre se acompaña de historias llenas de matices ácidos, y en ese contraste radica su magia. En Asteroid City abunda una luz cálida desértica que baña todo de sol. Los colores parecen débilmente tocados por la luz que los desgasta, pero reviven bajo el magnifico contraste de un rojo pulcro que nivela las paletas amarillas y turquesas haciendo que las escenas no parezcan muertas.
El descanso en blanco y negro
Esta película tiene un juego inteligente de color, no solo por las preferencias cromáticas características de Anderson, sino por la cantidad de escenas en blanco y negro que sirven para descansar de la vibrante paleta. Es como si las escenas en noir hicieran de "noche" a un escenario demasiado diurno que nos hace sentir que estamos frente a un espectacular arcoíris en pleno medio día. Si bien estas escenas tienen un sentido narrativo, marcando distintos tiempos en la película, visualmente se agradece un montón, además de tener gran belleza.
El verde mágico
En una escena trascendental (spoiler alert) se aprecia un verde fluorescente atravesar una escena nocturna. Incluso un personaje habla sobre la elección de este verde de forma casual en un diálogo. Claramente, fue todo menos casual.
Este verde es una revelación bellísima, tan ajeno al resto de colores de la película que se ve excéntrico, producto de una nostalgia futura. Me recordó a muchos juguetes "espaciales" de los años 80 de un tío que me lleva pocos años, es un acierto sobrecogedor. De hecho, de topármelo en la realidad sin tener esta previa resuelta en la película, incluso lo habría encontrado feo, pero es maravilloso.
La muerte de Marat a Color
Esta escena es un capricho, Anderson no es un director que necesite evidenciar referentes artísticos para plantear que sus obras se desplazan por momentos hacia la complejidad del cine arte. Pero se agradece el guiño, imaginé muchas obras famosas con paletas extrovertidamente nuevas y más allá de un resultado que se me antoja bastante pop, reflexioné en el poder de los colores sutiles ¿No sería la mona lisa una joya, pintada con los colores del columpio de Fragnoard?
¡NO PUEDES DESPERTAR, SI NO TE QUEDAS DORMID@!
Como cita la película, no puedes despertar si no te quedas dormid@, así que te invito a cerrar los ojos tanto tiempo como puedas, y al abrirlos reflexiones en cada color que te rodea, todos de alguna forma somos parte de una película sobre la existencia.
